La familia, base en la formación de la personalidad.
En la práctica diaria de mi profesión tengo ocasión de comprobar el importante papel que juega la familia en el desarrollo de una afectividad sana. Con frecuencia llegan a la consulta personas que han vivido una infancia desestructurada y que presentan carencias afectivas o lo que se denomina abandono afectivo en la infancia.
Cuando menciono el abandono, no quiero aludir tan solo el abandono físico, que también puede darse, sino que me refiero principalmente a un abandono de las necesidades afectivas que el niño requiere por parte de su sistema parental.
Este abandono suele ser debido a la incapacidad del sistema parental de centrarse en las demandas del menor por estar centrado en las suyas propias.
El desvío de la atención de los progenitores hacia otras cuestiones tiene como consecuencia la falta de respuesta a la demanda afectiva del menor y es un factor definitorio de una familia narcisista (fuere cual fuere su configuración: padre-madre, madre soltera, dos progenitores del mismo género, un progenitor adoptivo…) Cuando hablo de carencias afectivas de los menores o de que el sistema parental es incapaz de cubrirlo, no me refiero a un acto con voluntad. En muchos de los casos no hay conciencia del egoísmo y no hay intencionalidad en generar carencias en los menores. En muchos casos sólo se trata de una repetición inconsciente de lo que los progenitores vivieron en su infancia.
Recuerdo un caso en el que un señor me contaba que el abuelo paterno había fallecido cuando su padre tenía 7 años de edad. Su padre era el pequeño de una hermana más y su madre, tras el fallecimiento, el niño comenzó a trabajar para cuidar de su madre y hermana. Y desde entonces no había dejado de trabajar.
Su madre también había sido huérfana a una corta edad, y en este caso fué su madre la que falleció. El padre de su madre era de profesión marinero por lo que pasaba largas temporadas en la mar. Las dos hijas, tras el fallecimiento de su madre fueron cedidas a las monjitas para que se hicieran cargo de ellas y de su educación, pero estas no tardaron en colocarlas en casas de adinerados como parte del servicio y separadas una de la otra. La madre de este señor, tras pasar por varias casas en las que no era bien tratada, se escapó de la última en la que estuvo cuendo el dueño intentó abusar sexualemente de ella.
Tanto en la familia paterna como la materna hubo una historia de carencia afectivas importantes que una vez que ellos fueron adultos y formaron su propia familia repitieron, No sabían dar afecto ni cubrir las demandas de la infancia de sus hijo, pero es que nadie había cubierto las suyas y aprendieron que con tener un hogar y cercanía era más de lo que habían disfrutado ellos
Se pueden diferenciar dos categorías de familias narcisistas según la clasificación de Donaldson-Pressman, S. y Pressman, R.M. en su libro «La Familia Narcisista»: abiertas y encubiertas. Todas las familias narcisistas están dentro de una de estas dos categorías.
Familias Abiertamente Narcisistas
Estas familias son relativamente fáciles de reconocer por el psicólogo, ya que se corresponden con las clásicas familias disfuncionales.
Se caracterizan por un sistema parental que se ve afectado por el alcohol o drogas, abusos físicos o sexuales, crímenes, enfermedades mentales obvias y/o negligencias extremas.
En estas familias, el sistema parental se centra sobre sí mismo hasta el punto de que puede llegar a tener dificultades para atender las necesidades más básicas del menor (alimento, vestido, casa y seguridad).
Los niños nacidos en familias abiertamente narcisistas se vuelven reactivos muy temprano, generalmente en la misma infancia.
Las familias abiertamente narcisistas tienen unas características concretas que no se da en las encubiertas:
El Secreto Familiar
Seguramente sea la característica más sobresaliente en estas familias.
El niño que se cría en una familia narcisista con frecuencia oculta el abuso del que es objeto (incluso a sus hermanos, si los hay) tapa y esconde lo que ocurre en la familia y se centra, de forma inconsciente, en satisfacer las necesidades de sus padres y en lograr la ansiada búsqueda de aprobación, para ser querido.
En vez de unirse a sus hermanos para apoyarse, los niños de estas familias se aíslan el uno del otro para gestionar interiormente como saben o pueden aquello que están viviendo, negándoselo a sí mismos e intentando solucionar o minimizar el problema y sobretodo las consecuencias de este. Para conseguirlo, estos niños desarrollan conductas inapropiadas para su edad, asumen responsabilidades propias de la edad adulta, llevándolos a tener que madurar precipitadamente por necesidad. El secreto es demasiado aterrador, incluso para ser discutido entre ellos.
Los adultos que se criaron en familias narcisistas suelen tener muy pocos recuerdos de su niñez.
La Tensión y Miedo al Abandono
La tensión constante y el miedo generado por las posibles consecuencias es también característica de la familia abiertamente narcisista.
Los niños de este tipo de familias crecen en la búsqueda desesperada de atención, aprobación y reconocimiento por padres.Sólo conseguirán su objetivo si son totalmente sumisos.
Frases como: si no haces esto, no te voy a querer o a los niños desobedientes nadie los quiere van calando e interiorizándose en el niño hasta llegar a ser la guía de su comportamiento.Un niño que asume que debe hacer lo que los demás quieren para evitar ser no querido, terminará actuando sólo para agradar a los demás.
A esto se suma la impredecibilidad de las reacciones parentales, porque una familia disfuncional está caracterizada por la inestabilidad: de horarios, de conductas y de reacciones. Los niños que crecen en este tipo de familias, en las que ninguna reacción a los comportamientos es igual a la anterior, sufren tensión e incertidumbre constante. No son capaces de aprender los comportamientos que son deseables y a diferenciarlos de los que no lo son. Esto les llevará a realizar acciones desesperadas con el fin de conseguir no tanto la aprobación de sus progenitores, sino simplemente la armonía familiar.
Una carga demasiado pesada para cualquier niño… ¿verdad?
La consecuencia de esta inestabilidad en los niños es el miedo al abandono que les empuja a tomar medidas extremas, como negar a los demás, y a menudo a sí mismos, la realidad de su situación familiar. Este miedo se prolonga frecuentemente hacia la vida adulta, volviendo difícil y dolorosa la toma de conciencia del origen de su problema durante la terapia.
En el siguiente post hablaremos de la otra forma de familia disfuncional, la encubierta, quizá más peligrosa por su apariencia de normalidad y su difícil detección.
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Silvia Teresa Reynoso
Con lo único que me siento identificada es con esas dos frases, donde dice : «si no haces esto, yo no te quiero mas ; o a los chicos desobedientes nos los quiere nadie»
Fatima
Hola soy fatima y por desgracua o por suerte me ha tocado una familia narcisista:el padre de mi hija, su madre y su padre. Actualmente estoy en proceso de divorcio, me esta costando mucho asumir lo que he estado y estoy viviendo y que el padre de mi hijo hija no se de cuenta el dano que le hace a su hija
Silvia Rodriguez
Mucha fuerza Fatima, te tienen a ti para ver lo que es lo positivo de la vida.
Un abrazo
Silvia